jueves, 18 de marzo de 2010

"Historia repetida" por Juan Carlos Montenegro

Desde que Diego de Almagro, ingresó a sangre y fuego por el camino del inca a lo que hoy es nuestro territorio, llegando al límite del antiguo imperio, en el Cajón del Maule, en el actual Chile, nuestra historia ha sido escrita con sangre y con un enfrentamiento de bandos, que nunca se reconciliaron.


El puerto que manejaba la aduana, es decir la caja chica, se volvió ávido de divisas para su crecimiento, no importando que por sus caprichos matase la insípida industria del interior…., que sobrevivía con grandes esfuerzos a los primeros embates de la revolución industrial que llegaba junto con las ideas revolucionarias.


Unitarios contra federales no fue mas que la continuación de esta lucha de poderes y de ideas de desarrollo y de cultura, nacida entre la riqueza rápida, el “sueño americano” traído por los conquistadores, a quienes nunca les interesó poblar y asentarse, sino saquear estas comarcas, para disfrutar de las ganancias en Europa.

Los empréstitos para mejorar el saneamiento de la gran ciudad, poniendo como garantía las minas de Famatina…., siempre como hasta hoy el interior manteniendo los adelantos de Buenos Aires, a cualquier precio, que casi siempre fue pagado en cómodas y terribles cuotas de sangre.

Asi pues, el crecimiento de la ganadería y del granero del mundo, se dio en base al genocidio indígena hecho por familias porteñas, que agrandaron sus estancias y realizado con la mano de obra gaucha, despreciada y ninguneada…, que luego fue reemplazada por la migración europea, que acompañó el crecimiento de los ferrocarriles y de las vías fluviales, que les interesaba a las potencias extranjeras y que nunca sirvió verdaderamente al país.

Basta ver, como esa colonización trucha, respondió a esos intereses, con solo observar hoy las extensas zonas vacías de población, en donde los estancieros solo aceptaban hombres solteros, sabiendo que los asentamientos familiares, tarde o temprano darían conflictos de tierras…, tal cual paso en las famosas huelgas de Santa Cruz, en donde el “ejercito nacional” fusiló a mas de 4000 peones rurales en defensa de la propiedad privada, que estaba en manos de terratenientes extranjeros en su gran mayoria o en las  explotaciones de La Forestal en el Chaco y norte de Santa Fe, o de los ingenios azucareros en el Tucumán, Salta y Jujuy.

Siempre la misma historia…., que se agravó con la llegada del alambrado y la eclosión de los conflictos mundiales, que hicieron que por necesidad se comenzara a desarrollar una incipiente industria nacional, que como suceso paralelo al cierre de campos, produjo un gran movimiento migratorio hacia el puerto y la zona cercana del litoral hasta la ciudad de Rosario.

Un nuevo circuito socio – económico, que trajo el nacimiento de una pequeña burguesía nacional, que al poco tiempo renegó de su origen “cabeza”, produciendo la Semana Trágica, sangrienta respuesta a las primeras huelgas fabriles y el comienzo del sindicalismo y las luchas sociales que desembocaron en el 45 y quizás en la época en que más cercana estuvo la población argentina de tener un bienestar económico real.

La lucha ahora era entre peronistas y anti peronistas…., solo un nombre diferente, pero con los mismos actores.

Hoy nuevamente el conflicto esta en puertas, comenzo el desabastecimiento de insumos, el ataque a instituciones, el encuadrarse en un grupo para descalificar el otro….

Los actores se olvidan que se deben a un público, el público se vuelve víctima, los ánimos se caldean y la sangre estalla.

No olvidemos la historia, seamos concientes de que el cambio es posible y que aquellos que incitan a las ganancias astronómicas y a la violencia social, en cualquier país de los que ellos llaman civilizados, ya estarían presos.

Una sociedad se construye con actos de abandonos personales y de grandeza social…., aun estamos a tiempo en darlos, antes que nuevamente la sangre pida su cuota.

Juan Carlos Montenegro

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