martes, 16 de febrero de 2010

"PICHIMATAY" por Juan Carlos Montenegro

Cuando en los pueblos helénicos se practicaba el ostracismo, es decir expulsar a una persona de su medio físico y de su sociedad, no se hacia otra cosa que negarle su cultura, su interrelación con el medio…





Esto mismo era practicado ampliamente en las culturas andinas y principalmente por los incas, ya que a los pueblos rebeldes se los trasladaba a una nueva localización física, haciendo que todo su acervo cultural quedase dirimido y que como comunidad disuelta en sus valores y en sus costumbres, a esto se le llamaba pichimatay y fue adaptado con mucho suceso por los españoles, va de ejemplo el traslado de la comunidad quilmes desde el Noroeste a la zona cercana a Buenos Aires y que hoy un partido lleva este nombre.

Como vemos en todas las sociedades, se conoce desde tiempos inmemoriales que cuando se realizan cambios o se extirpan costumbres en un medio humano, éste cambia irremediablemente volviéndose más dócil proporcionalmente a la profundidad del cambio realizado.

La última dictadura militar, no solamente nos dejó el legado de 30.000 hermanos desaparecidos, sino de muchos cambios que hoy sentimos profundamente y que hacen de Argentina un país sin paradigmas y sin sueños y que de alguna manera se encuentra a la deriva.

Una falta de política educativa que día a día se agudiza y que convirtió a nuestro sistema público y gratuito en un bastión para las clases dominantes en el ingreso y acceso a los centros de altos estudios.

Un abandono de las políticas de salud pública que ha hecho que vuelvan a emerger “enfermedades de la pobreza”, como la desnutrición, las enfermedades hídricas, la tuberculosis entre otras….., no sólo por falta de presupuesto, sino también por esa “formación” incompleta ( por sobre todo en el compromiso social ) dada a los profesionales.

Un desinterés en la realización de viviendas sociales, no solo orientadas a los mas desprotegidos, sino tambien a la clase media, lo que produce en los centros urbanos una gran movilidad, una falta de arraigo con el desinterés entonces de la gente de involucrarse en los temas cotidianos que impactan en su vida comunitaria…., en otras palabras aumentando eso del “no te metas” tan incentivado por la dictadura militar, como forma de aumentar el descompromiso de la población ante lo que pasaba a su alrededor.

Ningún gobierno de la democracia ha estado a la altura de las circunstancias para atacar estos problemas de fondo y esto también tiene que ver con la formación intelectual de 34 años, en donde se resalta el individualismo y el sálvese quien pueda…, no por acaso la política se ha vuelto una profesión remunerativa en donde valen los intereses de un grupo a los intereses sociales.

Llama la atención que los íconos que generan los medios audiovisuales, salen de programas de “periodistas que comenzaron su carrera con el Gordo Muñoz, aquel relator de fútbol fiel a las juntas militares” o de vedettes que hablan sin empacho su adhesión a la derecha y a la represión…., aquí tambien vemos que nunca hicimos una revisión real de las cosas y que el proyecto “del proceso continua con muy buena salud”

Como vemos aun estamos dominados por el pensamiento ideológico generado el 24 de marzo de 1.976 y nadie dice nada…….

Hoy estamos en Carnaval….., elemento simbologico y de union social importante en toda la cultura andina y tambien en la española que nos colonizó, ya que en ambas el sincretismo era similar: la inversión de roles y valores, el fin de un ciclo y el comienzo de otro, todo lo que no estaba permitido en un tiempo se permitía en este efímero festejo.

Recuerdo cuando niño que estos días, eran de festejo, de salir a divertirse con toda la comunidad sin importar edades ni estilos socio – económicos, era la época de igualdad en la alegría, de hermandad y de estrechar vínculos para otro año de desafíos y trabajo, esto se daba en la “chaya” en el mojar y ser mojado con agua y harina o en la fiesta de comparsas o de clubes.

Los militares lo prohibieron aduciendo que las mascaras ocultaban “subversivos” que podían atacar a las fuerzas de seguridad y que la fiesta iba contra las costumbres occidentales y cristianas….., con un decreto eliminaron la alegría de todo un pueblo, risas que no han sido devueltas….., pero si incentivamos fiestas importadas de tradiciones celtas, por “paquetas”….

No será tiempo, que en este bicentenario que se esta vendiendo por ahí, ya que no hay sueños nuevos, se nos devuelvan aquellos que nos quitaron, por que si volvemos a experimentar, seguramente aprenderemos a soñar cosas nuevas…., una pena que no haya politicos o aquellos que se dicen dirigentes que lean esto, para ver si se les prende una neurona y comencemos de una vez por todas a extirpar los pichimatay generados por el proceso.
Juan Carlos Montenegro

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