El debate se abrió y recién hace unos días el grupo de economistas, respondió que el progreso no era el aumento del PBI ( Producto Bruto Interno ), sino que el progreso debía medirse por la calidad de vida de cada ciudadano, por lo que los esfuerzos ahora están orientados al mantenimiento y/o mejora de esa calidad de vida.
Ese mismo día, me informo sobre un estudio realizado aquí en mi amado país, en donde el 25 % de los nacimientos corresponde a mamas menores de 21 años y que el 90 % de estas mamas, son pobres y que por su condición jamás tendrán acceso a mejorar su condición, a no ser que se cambie estructuralmente las políticas socio – económicas del país.
Pero entonces, nuevamente entramos en un gran problema, ya que las políticas socio – económicas de Argentina, responden a los intereses de pocos y ya casi todos los recursos están en manos de dueños que ni siquiera son Argentinos…, además de que la clase media, que en algún momento fue un motor de gran movilidad social hoy se ha convertido en una de las clases sociales mas conservadoras de Latinoamérica, que aunque día a día va perdiendo su condición de tal, se alía con mayor ahínco a los grupos de poder, algo que se nota en la necesidad de generar políticas de seguridad represivas en vez de integradoras.
¿ A que se debe esto ?
Desde las ciencias sociales, existe un profundo debate, que lamentablemente no llega a la clase política, en donde se ponen de manifiesto aspectos históricos que han dado base a este fenómeno del Estado Argentino.
De esta manera y dejando de lado algunos momentos excepcionales, el Estado siempre ejerció un poder tenue, más simbólico que real, ya que el “poder” como tal lo ejercieron grupos económicos con intereses en el puerto y con familias que miraban hacia fuera, que a la realidad social y cultural de su entorno, en la verdad creando unidades territoriales ( Provincias ) que respondían luego de la eliminación a sangre y fuego de las identidades regionales, con la desaparición de sus caudillos y la imposición de un modelo porteño, marginando a la mayoría de la población en los procesos de crecimiento, en otras palabras, la generación del 80 creo un modelo con la distribución del PBI y de la calidad de vida para pocos, que se mantiene ideológicamente hasta hoy.
La lucha de los “cabezas “ que alguna vez fue ideológica, que comenzó en la alborada de 1955, con más de 700 muertos en el bombardeo de la Plaza de Mayo y que tuvo su culminación en el último proceso militar con más de 30000 desaparecidos, continuó con el desamparo social, el desempleo y el retroceso del estado.
La batalla actual, ya no es ideológica, pero es la violencia de ese desamparo traducido en marginalidad, con tanto o mas muertos que la etapa anterior.
La necesidad de poseer a cualquier costo, amparado por el uso de la droga que tapa el hambre, la falta de oportunidades y la exclusión, es de alguna manera la “ofensiva de la otra Argentina”, de los marginados que hoy no cuentan con un líder que los convoque y los contenga.
Hoy la violencia, va más allá del asalto, y del crimen, convirtiéndose en un instrumento de ofensiva social, ante un estado autista o inexistente, para buscar políticas de contención social y ante una “clase media” que desconoce su origen y que contribuye con su rechazo a profundizar la pobreza.
Es por ello, que tenemos que dejar de ver las estadísticas como meros números, para comenzar a transformar la realidad…, haciendo que el P.B.I argentino este de una vez por todo al servicio de los ciudadanos, para que el progreso y el futuro sean un bien social.
Juan Carlos Montenegro
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