martes, 29 de junio de 2010

FLAGELO EN EXPANSIÓN por Clementina Rossini

Las crónicas diarias nos alarman con las noticias del incremento de la delincuencia. Si bien el delito, hasta donde se sabe, es tan antiguo como el hombre, según las épocas se lo atribuyó a distintas causas. En los últimos años se lo viene asociando al consumo de drogas.

Desde distintos ámbitos oficiales y algunas ONG han organizado centros de prevención y atención al drogadicto. Al ser considerada la drogadicción como una enfermedad la prevención se hace entre los individuos que todavía no han consumido y se realiza desde los Ministerios de Salud Pública, de Educación, desde las iglesias, los trabajadores sociales, la familia . Por la variedad de agentes que intervienen vemos que es una problemática a la que se aboca un amplio sector de la comunidad. Es fundamental insistir y acrecentar la prevención porque a medida que crece la distribución es menor la edad en que se comienza a consumir. Es un llamado de atención para la familia y la escuela que deben alertar a los jóvenes y niños sobre el peligro físico y psicológico que entraña la adicción. Es lamentable escuchar que cerca de los colegios, aprovechando las horas de entrada y salida, hay distribuidores observando las características de cada estudiante para sumar adictos y venderles a los consumidores. Se debe estar atento a los cambios físicos y de conductas que manifiesten nuestros hijos, saber quiénes son sus amigos y qué hacen cuando están juntos, qué lugares frecuentan, en definitiva alertas ante cualquier modificación de hábitos que no tengan una causa justificada.

Si retomamos el concepto de que al crecimiento de la delincuencia se lo asocia con la drogadicción, según se deja entrever con frecuencia por distintos medios, comprenderemos por qué el drogadicto es un individuo socialmente excluido. Desde la posición de un ciudadano común, que trabaja de sol a sol para mantenerse o mantener a quienes tenga a su cargo, es justificable que se sienta amenazado, incluyendo a su familia. Dada esta situación generalizada es que la sociedad rechaza a los droga-dependientes.

Es a su vez un círculo vicioso, el drogadicto que sufre una desvalorización de su persona, se siente excluido y consume más para contrarrestar este efecto. Las dosis elevadas alteran considerablemente las conductas y comportamientos y los lleva a una muerte segura, ya sea por sobredosis o en muchos casos tratando de conseguir dinero para la compra a través del delito.

Hasta hace algunos años Argentina era considerada como lugar de paso de la droga. Redes de narcotraficantes ingresaban el producto desde países vecinos y desde acá la enviaban a Europa. Hoy con el descubrimiento de derivados se la elabora dentro del país, la distribuyen dentro del país y buscan incrementar la comercialización en todos los niveles sociales posibles. Eso sin dejar de ser país de paso.

Hablo de niveles sociales desde el punto de vista de posibilidades económicas para comprar la droga, porque al expandirse el comercio, aún aquellos individuos que no tienen ingresos por medios legales, se dedican a obtenerlos por otros medios para poder adquirirla.

Los efectos de las drogas, según sea el tipo que se consuma de las consideradas peligrosas, en lugar de producir bienestar como lo suponen los adictos, producen alteraciones psicológicas fuertes y no les permiten tener noción ni control sobre sus actos. Por lo tanto es que son capaces de robar o matar sin el menor remordimiento ni razonamiento sobre lo que hicieron.

Hasta aquí lo que se puede interpretar de la información que a diario nos llega. Pero sabemos que hay drogas farmacológicas que prescriben los médicos para determinados tratamientos, y eso no implica que indefectiblemente quienes deban usarlas se conviertan en adictos. También sabemos que hay drogas que producen menos dependencia que otras y que quienes han consumido solo algunas veces, según el tipo que haya utilizado, puede que no se conviertan en dependientes.

Para contrarrestar a lo que llamé “Flagelo en expansión, en primera instancia se debería combatir el tráfico mediante leyes irrefutables, que faciliten un rápido accionar y que tengan validez internacional a través de acuerdos previos y sean ejecutadas por idóneos incorruptibles. Recordemos que para que el mal desaparezca hay que extirpar la raíz, y la raíz en este tema es un comercio subterráneo que mueve muchísimo dinero con incalculables ganancias. La gravedad de la cuestión, también pasa por el hecho de que buscan implicar a menores porque las leyes son contemplativas con ellos, a diferencia de lo que puede suceder si el revendedor es un adulto.

Es urgente la atención de los enfermos por este flagelo, para los cuales el estado debería crear centros de internación donde se intentara recuperarlos con tratamientos psicofísicos que incluyeran la rehabilitación y su reinserción social, sin olvidar al grupo familiar que sin duda se ha visto afectado.

Clementina Rossini

jueves, 24 de junio de 2010

"VIDA Y TECNOLOGÍA" por Juan Carlos Montenegro

Este tiempo en que tanto circunstancias laborales, como también personales me mantuvieron alejado de la computadora me sirvió para reflexionar, sobre la tecnología en general de la que uno de uno u otra manera cada día se hace más dependiente.


En primer lugar y como uno algunas veces lo dice darse cuenta que es un privilegiado al gozar de los beneficios que la tecnología nos da, en abrirnos a conocimiento instantáneo, llegar a lugares que antes nos llevaría días y poder interpretar su entorno, comunicarnos de forma rápida y eficaz con cualquier parte del mundo.

Pero también me di cuenta que todo ello, nos encierra en nosotros mismos y nos lleva a un mundo que bordea lo irreal, ya que la virtualidad no es más que eso, aunque a por ella demos saltos que de otra manera seria imposible.

Por ahí me pregunto que hermoso hubiera sido tener estas herramientas en mi adolescencia o primera juventud…., pero también me respondo que me hubiera privado seguramente de conocer mucha de la maravillosa gente que hoy me rodea, como también de asistir a hermoso atardeceres, a largas caminatas y a experimentar cosas que solo se hacen en aquellos lugares que ahora vemos en la pantalla.

Hoy veo que aquello que llamo a veces lentitud, no es otra cosa que calidad de vida, en el ritmo que invita a una comunión con los semejantes, como con el medio, algo que el reloj, el trabajo y la sobre imposición de cosas nos hacen perder…., o quizás nos sirven como motivo para no comprometernos en aquellas cosas que realmente valen la pena para el crecimiento de nuestra patria interior.

Por otro lado, el hecho de no estar saturado de noticias que no informan, sirven para tener otra dimensión de la realidad, aquella que sucede lejos de los multimedios, de la General Paz y de los que nos condicionan en el direccionamiento de lo que es la verdad y la necesidad de nuestra sociedad.

Ver que el campo, no es el campo que salio a protestar en contra de la 125 que protegía a los menos afortunados y mas dedicados a las verdaderas labores agrícolas…., ya que aquellos que fueron contra la 125, son los que viven en las ciudades, que como lugartenientes visitan “sus tierras de vez en vez y de cuando en cuando”, sino la tienen alquilada a los grandes grupos económicos trasnacionales y que se visten en “boutiques de cosas nuestras” para mostrar una falsa identidad.

Ver que aquellos que tenemos el privilegio de tener a disposición estas herramientas, la usamos para el ocio y no para la difusión de un compromiso social, que a esta altura del campeonato debería ser mas universal….., quizás por que estas pequeñas licencias nos acercan hipócritamente mas a la vidriera de los ricos y famosos que cada vez sienten mas asco por el pueblo.

A veces y aunque cueste, el trabajo de campo no solo libera el cuerpo del estrés, sino ayuda a despojarnos del lastre careta que llevamos, para mostrarnos quienes somos y cual debería ser parte de nuestro periplo, por lo menos en nuestro compromiso con la sociedad y la cultura que nos rodea.


Juan Carlos Montenegro

miércoles, 16 de junio de 2010

" El país que quiero ver " por Clementina Rossini

Argentina festejó su Bicentenario “tirando la casa por al ventana” como decimos cuando realmente una fiesta se prepara con dedicación, participan todos los estamentos que forman un pueblo y se desarrolla en paz y con alegría.

Millones de banderas argentinas flamearon en todas las latitudes como símbolo de unidad y amor a la Patria.

Si bien los actos centrales se desarrollaron en Buenos Aires y los medios televisivos y gráficos los transmitieron al mundo, cada provincia, cada ciudad o pueblo celebró el acontecimiento con sello propio y algunas características que me hacen pensar que estamos ante el inicio de una convivencia diferente. Y voy a fundamentar mi apreciación: en el Desfile Federal realizado en Buenos Aires, muchas provincias integraron a las fuerzas armadas a sus delegaciones, especialmente aquellas que poseen regimientos históricos y que lucieron los uniformes de la época de su creación. También desfilaron bandas militares argentinas y delegaciones de las fuerzas armadas de países vecinos. La aprobación de la ciudadanía argentina que se volcó masivamente a presenciar este desfile, se manifestó con aplausos para todos, artistas, deportistas, militares y ciudadanos que aportaron sus habilidades para darle lucimiento a su presentación. Un caso significativo se desarrolló en Córdoba donde la Banda de Gendarmería se presentó ejecutando música popular de variados ritmos y sus integrantes realizaban movimientos que son propios del tema interpretado. La gente que presenciaba la actuación se contagió de su buena predisposición sumándose al movimiento y aplaudiendo entusiasmada. Se pensó que estos músicos podrían ser sancionados o al menos cuestionados por esta variación en su repertorio, pero quienes así lo pensaron estuvieron equivocados. Los jefes inmediatos salieron al cruce de estas suposiciones advirtiendo que la actuación se adaptaba a las características del festejo.

Lejos de hacer un elogio especial a las fuerzas armadas, el país que quiero ver es ése que demostró que se puede integrar con todos los ciudadanos, civiles y militares, respetuosos de las instituciones y de las leyes en convivencia pacífica. Y que no sea solamente un festejo en particular el que los haya impulsado a tal comportamiento.

Por otro lado he leído que la conducción del campo, que ha venido sosteniendo medidas de fuerza en defensa de sus intereses, ha decidido no implementar más los cortes de rutas. Si verdaderamente se suspenden esas medidas creo que han entendido hasta dónde llegan sus derechos y dónde comienzan los del resto de la ciudadanía. Pudieran o no ser legítimos sus reclamos, no tienen derecho a impedir la libre circulación por las extensísimas rutas argentinas porque es una libertad que garantiza la Constitución Nacional.

Está pendiente la Ley de medios que va contra los intereses de los monopolios y quienes son los responsables de su implementación deberían pensar ante todo que son argentinos dejando de lado cualquier otro tipo de consideración. En la puja de poderes, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con los aciertos y errores que pueda tener en su gestión, ha flexibilizado su posición haciendo un constante llamado al diálogo, a la concertación, evitando el enfrentamiento deliberado que pudiera afectar a los intereses de todos, a  la economía del país y en definitiva a la convivencia en paz.

Todavía sin acallar los ecos del Bicentenario, llega el Mundial de fútbol con casi todos los habitantes pendientes del desempeño de la Selección Nacional. Argentina nuevamente unida por una pasión, diferente de la mencionada anteriormente, pero igual de significativa para el pueblo. Más allá del resultado final, porque salir campeones de la Copa Mundial sería el sumun, nos vemos hermanados por otro hecho que por sus características de festejo, puede reunir al pueblo en forma ruidosa pero pacífica.

Se acerca el Día de la Bandera y los festejos nuevamente en vigencia. Rosario se prepara para el 20 de junio con todas las galas, ver toda esa inmensa ciudad vestida de banderas argentinas es un placer para el alma y la mirada. Distintas programaciones de todo tipo, previas al acto central de la conmemoración, hacen que el país mire hacia la cuna de la bandera. Seguramente ese día miles de argentinos festejaremos también con otras tantas banderas celestes y blancas.

La reflexión que me planteo es que si después de tantos festejos, reitero: que sirvieron para demostrar que somos capaces de convivir pacíficamente, seremos capaces de mantener esa serenidad y unidad para resolver los problemas sociales, económicos y estructurales que tienen soluciones pendientes.


El consenso, la concertación, la disidencia que incluya propuestas factibles de implementar, el respeto a las instituciones y el total cumplimiento de las normativas constitucionales son necesarios para que un país se estabilice y crezca.

En definitiva sería el país que quiero alcanzar a ver y el que quisiera que puedan disfrutar las generaciones futuras.

Clementina

lunes, 14 de junio de 2010

"Mentiras…. Verdaderas??? " por Werita

“Mientes tan bien,
que me sabe a verdad
todo lo que me das
y ya te estoy amando”
El acto de mentir: Es llanamente faltar a la verdad, decir lo contrario de lo que se sabe, se cree o se piensa, modifica el entorno de algo, de alguien, inducir a creer, permitir , tolerar, a participar de algo no real, jugar con sentimientos, valores, necesidades. La mentira forma parte de la naturaleza humana, dicen diversos estudiosos del psique humano.

“Mientes tan bien
que he llegado a imaginar
que en mi amor llenas tu piel
y aunque todo es de papel
Hay estudios sorprendentes al respecto que afirman que la gran parte de las personas solemos mentir, muchas veces todos los días, muchas veces incidentalmente, y que, en la mayoría de los casos se trata de convencionalismos sociales que buscan hacer más amable la convivencia…
* Querida, que bien te sienta ese color de ropa… (el marido a la esposa)
* Que delgada de te ves amiga…
* Qué joven te conservas…
* Eres el ideal para ocupar ese puesto
* Qué bien lo estás haciendo
* Buenos días!!!. Cuando realmente nos tiene sin cuidado lo que le ocurra a la persona que saludamos).

“Mientes, me haces daño
y luego te arrepientes
ya no tiene caso que lo intentes
no me quedan ganas de sentir
Aparentemente, si los humanos dijéramos siempre lo que pensamos estaríamos en medio de muchos más conflictos de los que podemos imaginar. Si aceptamos esta teoría de las mentiras por amabilidad, muchos silencios y omisiones corteses habrían de clasificarse, también, en el ámbito de las mentiras.
Es lo mismo una mentirita…a una mentirota??? … Si.!!!
Es cierto, el grado no hace más permisible o aceptable a una pequeña a una grande, sin embargo…socialmente, también lo es que, hay mentiras horrendas, devastadoras, con gran poder de destrucción y algunas, las menos por cierto, que se dicen con ánimo de no causar más daño, de ayudar o por lo menos de intentar permear algo que esta desintegrándose o llevan el deseo de no ahondar una herida en alguien que ha significado parte importante en nuestras vidas.
Mentir bien sabido es inducir a error, fingir, aparentar, falsificar, faltar a lo prometido, quebrar un pacto, a carga ética de la mentira va en función de cada persona, uno sabe a quien mentir, en razón a que miente y la naturaleza y los fines abyectos o no al mentir a quienes nos rodean.
Sin embargo, el problema ético de la mentira no radica en ésta por sí misma, sino en su intencionalidad:

¿Para qué se miente?
Para estar, para ser mejores las relaciones, el trabajo.
¿con qué fines?
Para crear ideas de mejoría, de esperanza.
Nos enseñan en las primeras etapas de vida en casa a no mentir, se nos castigan, nos reprenden, nos llaman la atención, pero…“Dile que estoy dormida” “Dile que no estoy “..Es la frase de papá o mamá cuando no quieren saber de esa persona insistente en el teléfono, o bien al jefe que llama fuera del horario de oficina para pedir presencia.



“Se que mientes al besar
Y mientes al decir: ''te quiero''
Me conformo porque se
Que pago mi maldad de ayer
La mentira apareció desde el inicio de la vida en la tierra, desde el a.c. y ha ido mejorándose en sus técnicas de aplicación, en sus modos de manejo y más que nada en sus razones de ser y funcionar. Entonces….
Mentir es bueno?
Es malo mentir?
Es socialmente necesario?                                             
Es parte de la vida misma?
Y Ud.. miente???
El silencio es una forma más de mentira, el ocultamiento, (y este es más elocuente que las palabras). Pero los hechos, en definitiva, son los que terminan por imponerse sobre el silencio que oculta y sobre las palabras que se niegan a reconocer.

“Siempre fui llevada por la mala
y es por eso que te quiero tanto
Màs si das a mi vivir la dicha, con tu amor fingido.
Miénteme una eternidad que me hace tu maldad feliz."

Y a manera de conclusión yo podría decir que:
Sólo se logra engañar aquellos que quieren ser engañados negándose a aceptar la realidad. Y es que hay personas que prefieren vivir en el engaño antes que aceptar una realidad que rechazan.

“Voy viviendo ya de tus mentiras,                                                                    
sé que tu cariño no es sincero.
Sé que mientes al besar
y mientes al decir te quiero.
Me conformo porque sé que pago mi maldad de ayer”


* “Miénteme” Víctor Iturbe “el pirulí”
* “Mientes tan bien” Sin Bandera
* “Miénteme” Camila



lunes, 7 de junio de 2010

"CARTA AL OLVIDO" por Carmen Passano

Hoy quiero que mi corazón grite lo que siente. Que mis latidos se vistan de palabras.


Desnudar los secretos sobre el papel es una manera de desterrar la angustia. Abrir una ventana. Escribir.
Dicen que todo se olvida, pero no es cierto

En algún lugar de la memoria se quedaron aquellas horas vividas, intensas, plenas de amor, aunque como el agua entre los dedos se fueron escurriendo con los recuerdos y la nostalgia.

El pasado a veces, se abre paso como un viento huracanado que nos desbasta, o nos rescata de la aridez de un tiempo sin tiempo de nuestra desordenada geografía.

Ahora que te recuerdo, comprendí que hace mucho tiempo, tu imagen vuelve y vuelve con aquellos días. Tus cartas largas, prolijas, explicándome todo, contándome todo con la minuciosidad de tu ordenada caligrafía.
Ese tiempo de amor pasó, se trunco de repente sin sentido, solo la razón de tu muerte sin razón y la necesidad de cerrar los ojos a la vida que se convirtió en un paisaje árido, un cielo nublado, una constante lluvia para borrar los sueños.

El mar se veía azul en la lejanía, los veleros eran el paisaje marino, eran el símbolo del destino que pasa impredecible y se pierde en el horizonte sin poder retener un solo instante, dejando pasar los días así como las cuentas de un rosario solamente con la esperanza.

Me preguntaba si habría alguna forma de volver a creer en el destino, de volver a amar, o sentir el calor del sol en la piel como una caricia. Si me lo preguntaba.

Pensaba en tu vida trunca, ya no ibas a poder ver crecer a tu nieto pelirrojo, ya no podríamos encontrarnos esas mañanas de martes. Demasiado tarde para este martes de ausencias, si ya todo era demasiado tarde.

Todavía te veo mirándome con tu sonrisa buena, como no creyéndome, como no creyéndote que nos amaramos tanto.

Tu sonrisa es lo que mas añoro, y los días que estuvimos juntos con las gotas de lluvia, el olor a pan horneado, el murmullo del agua del río.

No puedo asimilarlo, me desdoblo, quisiera amar hasta el infinito, pero me voy consumiendo en este estar sin estar, como suspendida en el tiempo.

Con mis contradicciones de querer olvidar y recordarte.

Como si no me importara, sigo la rutina, no se como resolver este rompecabezas, donde la vida solo puede estar en los sueños, porque solamente así se puede ser feliz.

Se que te escribo sabiendo que ya no leerás esta carta.

Miro otra vez la lejanía como si quisiera encontrarte. Si, dicen que todo se olvida, pero no, todo vuelve la memoria esta ahí y se dispara como un misil.

Y así esta tarde de sol, de mar, de veleros perdiéndose en el horizonte, vuelven tus ojos, tranquilos, azules, tu imagen de la adolescencia, de aquel muchachito de barrio que se fue para no volver. De aquel hombre que formo una familia en otras tierras, de los hijos que me contabas. De los nietos que te visitaban los domingos.

De nuestras cartas largas interminables, donde siempre quedaba algo para contar, los descorregidos relatos de mis días, mis poemas, mis reflexiones y la impasible paciencia tuya con mis rebeldías.

Dicen que todo se olvida… dicen dicen…

Mirando hacia el horizonte, mirando el cielo, el mar. Mirando los días y las noches se que no es cierto.

Ya no podré olvidarte jamás.

Carmen Passano