jueves, 17 de abril de 2014

BNF y sus 10 siglos de conocimientos por Juan Carlos Alarcon (Pettro)



François Mitterrand pudo haber sido escritor, filósofo o sociólogo pero fue Presidente de Francia y fue un presidente intelectual y de una cultura inmensa. Todo el mundo lo dice, todo el mundo lo reconoce y, por supuesto, él no podía dejar de interesarse a la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) y el 14 de julio de 1988 anunció una nueva construcción y reformas de la biblioteca, que tendría que ser la más grande del mundo con la utilización de las tecnologías más adelantadas.


El presidente siguiente, Jacques Chirac, que le había ganado las elecciones, inaugura en el 1996 al público esa biblioteca bautizándola con el nombre de su eterno rival político “Biblioteca François Mitterrand”.

Claro que, cuando voy a la carnicería de mi pueblo, y veo sobre el muro el año en que se abrió sonrío. Desde hace 500 año que ese negocio va pasando de padre a hijo. Esto siempre me hizo pensar que en Francia el tiempo se mide en siglos y, cuando comienzo a dudar, aparece algún evento para recordármelo.

Este año comenzaron los festejos de la Biblioteca Nacional de Francia: “10 siglos de conocimientos”. Pero según la publicidad pegada en todos los subterráneos de París: ¡son 1500 años de existencia!

La historia dice que la BNF nació a partir de la “Librería” del rey Charles V en el Louvre y que fue durante el reinado de Luis XIV donde más se desarrolló la biblioteca. Luego en el 1720 los libros y documentos fueron catalogados por temas y eso permitió desde entonces abrirlo para la consulta del público transformándose en biblioteca pública.

El objetivo de los diferentes reyes, emperadores y gobernantes fue siempre coherente,  la BNF debía ser un símbolo de la riqueza y grandeza de la Francia. Así pasaron la revolución del 1789 y dos guerras mundiales y la biblioteca no solamente no sufrió grandes pérdidas por el pillaje sino que continuó su crecimiento. Claro que se usaron diferentes tipos de métodos, tal vez discutibles, para agrandarla. Por un lado, se vaciaron casi todas las bibliotecas del país trasladando sus mejores obras y documentos a París. Luego, aprovechando las conquistas en el exterior, las tropas francesas se apoderaron de enormes colecciones como trofeos de guerra, sobre todo las consideradas útiles y de mayor prestigio, y aunque en el 1814 fueron devueltas numerosas colecciones a los países saqueados todavía la BNF guarda importantes documentos y colecciones usurpadas a países extranjeros. Desde hace varios siglos se implantó también el sistema de “Depósito legal” que es una ley que obliga a todos los editores e imprentas de Francia a declarar y depositar en la BNF dos ejemplares de todo lo que se haga: libros, revistas, periódicos, etc. De esa manera, todo lo que se edita y se publique en Francia está en algunos de los múltiples catálogos de la biblioteca.

El modernismo y las nuevas tecnologías también entraron hacer parte de la dinámica de la biblioteca y desde 1980 se comenzó a digitalizar libros y documentos originales.

La BNF es subterránea con 4 torres, como libros abiertos, que se yerguen en cada ángulo del edificio.

1000 años no es una pavada y hoy en día hay 3 641 plazas individuales para saciar conocimientos. Más de 40 millones de libros y documentos que pueden ser consultados. Además, todo el mundo encuentra su horma, dice el dicho. La SOFIA (Sociedad Francesa de los Intereses de Autores del Escrito) firmó un convenio con la BNF por las obras digitalizadas donde el escritor recibe de 0,75 a 1,15 euros por cada texto consultado. Y yo que soy miembro de la Scam (Sociedad de compositores y autores multimedia) que es quien administra mis derechos de autores, les digo a todos mis amigos: vayan y consulten mis obras que estoy juntando dinero para ir a la Argentina. No importa si el último trimestre me liquidaron sólo 0,68 euros, soy un escritor optimista.



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